Entendida como la suma de prácticas sociales que estimulan el aprendizaje, la educación es un proceso abierto y constante, que comprende a todas las personas, los estamentos y las instituciones.
El sistema escolar – desde la “guardería infantil” hasta el postgrado – tiene un papel esencial e irrenunciable; Pero educar es también una tarea central de la familia que debe entrenar su fuerza de trabajo, para aludir apenas a las principales instituciones involucradas. Es más: la labor educativa no puede ser eficaz sin la colaboración armónica entre varias instituciones, o sin la participación, el apoyo y la supervisión de la comunidad y del estado. Y, todavía más, la educación, que es un derecho, también es un deber de todos: Para crecer como persona y servir como ciudadano, cada uno de nosotros está obligado a cultivar al máximo sus potencialidades, a hacer de la propia vida un empeño permanente de aprender.
Uno de los retos más grandes que tiene la educación actual con todos los componentes que la conforman y complementan es construir el conocimiento, no trasmitirlo, puesto que esta época, rompe con los esquemas tradicionalistas implantados y abre puertas a cambios, proponiendo dinamizar los procesos de enseñanza-aprendizaje en el aula de clase, destruyendo así las barreras mecanicistas entre el educador y el educando.
La didáctica, como ciencia auxiliar de la pedagogía y disciplina que estudia los diversos componentes humanos y materiales, está a la vanguardia de todo lo que exige la educación, puesto que esta, como disciplina que fortalece el proceso de enseñanza, genera en los estudiantes aprendizajes significativos y duraderos de forma que no se limite al aula de clase, si no que se extienda mas allá de las puertas del colegio, que esto le sirva para desempeñarse como persona en la vida cotidiana.
Sin duda alguna, son varios los aportes con los que la psicología, la pedagogía y la investigación educativa han contribuido en los últimos años a la enseñanza del español, especialmente durante los ciclos correspondientes a la educación primaria.
Estos aportes, se han traducido en un enfoque que destaca la importancia del aspecto semántico en los procesos de aprendizaje de la lengua materna. En esta perspectiva, ningún objetivo de la enseñanza se cumplirá a cabalidad si el contenido correspondiente no representa algún aspecto que toque los intereses profundos del alumno; como cuentos de hadas que a estos le llamen la atención, historias de reyes, reinas y magos, mundos maravillosos y lugares increíbles.
En consecuencia, se debe exponer el lenguaje en la dimensión más fiel y justa posible al universo infantil, es decir, aquella en la cual se constituye un instrumento que se desarrolla y perfecciona en las actividades comunicativas y cognitivas que lleva a cabo el niño.
Así, cobra fundamental importancia el desarrollo de la expresión oral y escrita, la lectura y la escritura, a las cuales se subordina el estudio de los aspectos formales de la lengua.
La estructura de las unidades de trabajo en clase, las actividades con las cuales se integra y complementa, el tema de cada clase debe de una forma muy llamativa y atractiva responder el interrogante ¿Qué aprendí? Generado en el niño, a través de un tratamiento artístico interpretando gráficamente el Espíritu infantil.
En conclusión, una torre cuando se edifica, para que esta, siempre este solida y no perezca debe tener sus soportes muy bien cimentados, sin hacer una burda comparación, este es el caso de un niño, si no se le implementan los primeros valores literarios y el amor por la lectura respectivamente, se presenta dificultoso cambiar la apatía que estos sienten por la lectura, puestos que la reemplazan por facilismos poco intelectuales como el televisor, ya que este le muestra y le narra lo que el niño puede estar imaginado y leyendo.
Aporte de
Juan Camilo Hoyos Orrego Maestro en Formación 13°01, Nivel 04/2011.